La llegada de la COVID-19 y las restricciones sanitarias impuestas a lo largo y ancho de todo el mundo han llevado a las empresas, grandes y pequeñas, a transformar su flujo de trabajo y, sobre todo, a darse cuenta de que prácticamente todas las tareas podían desempeñarse desde localizaciones remotas.
Una adaptación que, hace unos meses, parecía imposible pero que, dadas las circunstancias, ha tenido que llevarse a cabo contrarreloj y, en la mayoría de los casos, de forma exitosa.
Ahora, con el comienzo de la desescalada y la “nueva normalidad”, llega el momento de aprender de lo vivido. Muchos trabajadores empiezan a volver a las oficinas de forma alterna, pero, a largo plazo, esta situación vivida nos tiene que llevar a replantearnos el teletrabajo a largo plazo, considerar el valor que aporta un trabajador in-situ o en remoto, y reorganizar los lugares de trabajo para adaptarse a las nuevas necesidades.
Es esencial que los líderes hoy imaginen cómo tendrá que ser el futuro del trabajo y ponerlo en marcha. Hay que dejar atrás el “modo crisis” e integrar las prácticas que han funcionado durante el confinamiento en el flujo de trabajo habitual de las compañías.
Por eso, Fast Company, propone tres preguntas que tendrán que hacerse los líderes empresariales a partir de ahora para sobrevivir en el futuro poscovid:
1. ¿Por qué, y cómo, tenemos que trabajar juntos?
Con la vuelta paulatina a los puestos de trabajo, hay que tener en cuenta varios factores:
– ¿Qué aporta congregar a la plantilla en un mismo espacio físico?
– ¿En qué situaciones sigue siendo necesario trabajar en la misma habitación?
– ¿Cuándo tendrán los trabajadores que reunirse para colaborar?
– ¿Es eficaz y productivo trabajar de forma remota?
– ¿Cómo podemos hacer frente al impacto positivo y negativo de un entorno laboral en remoto?
– Apostar por el espíritu innovador
Por ahora son pocas las empresas que optaron por el teletrabajo durante la crisis y que ahora tienen al 100% de su plantilla en las oficinas con un horario normal. Y optar por espacios de trabajo aislados en los que se mantenga la distancia de seguridad entre trabajadores puede ser una opción, pero también puede hacer que estos caigan en el aislamiento.
Es en este sentido que resulta esencial que líderes y empresas trabajen en fomentar las conexiones y la creatividad entre los equipos virtuales, además de apostar por experiencias virtuales que cambien la rutina del trabajo.
2. ¿Qué necesitamos para permitir la colaboración híbrida entre equipos?
La innovación y la creatividad requieren de inspiración y colaboración. Si bien es cierto que el contacto hace que esta chispa surja, es importante que las compañías aporten un nuevo pensamiento que vaya más allá.
Esto implica valorar qué herramientas, formación y tecnologías son necesarias para que los equipos puedan colaborar en un modelo híbrido.
Al mismo tiempo, no se debe olvidar que el teletrabajo puede fomentar el sentimiento de soledad y otros problemas de salud que tendrán un impacto a largo plazo sobre los resultados. Por eso, combinar las interacciones virtuales y presenciales será clave para mantener la motivación de los trabajadores.
3. ¿Cómo podemos replantear la manera en la que trabajamos para mejorar el rendimiento?
Al adoptar nuevas formas de trabajar, es imprescindible cambiar la mentalidad en torno a la conciliación, apostando por la eficacia y la colaboración.
Es importante que los líderes analicen cuáles son los comportamientos que quieren fomentar y recompensar. A la hora de pensar en cómo debe ser el trabajo en el futuro, es importante considerar cómo medir los logros y la productividad.