Uno de los mayores desafíos para las ciudades en la reducción de emisiones de carbono radica en la gran cantidad de edificaciones que se erigieron sin considerar la sostenibilidad. Los edificios representan aproximadamente el 40% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, y muchos de ellos seguirán en pie durante décadas.
La tarea de descarbonizar estos parques inmobiliarios es intrínsecamente compleja debido a la diversidad de edificios en términos de edad, estado, tipo y valor. Además, se enfrenta a barreras políticas y normativas que cambian lentamente.
No obstante, hay una manera de desarrollar estrategias escalables para abordar este problema. Un ejemplo notable es la ciudad de San Diego, que se ha comprometido a reducir el 90% del gas natural de los edificios para 2035, incluyendo las viviendas existentes. Para lograr este ambicioso objetivo, la ciudad ha colaborado con el Foro Económico Mundial en la organización de talleres conocidos como City Sprint, donde se identificaron soluciones escalables de reducción de emisiones que se alinean con las metas municipales.
Entre las soluciones identificadas se encuentran:
- Microrredes comunitarias: Estas redes permiten la producción, almacenamiento y consumo local de energía utilizando fuentes renovables y tecnología de baterías. Son especialmente útiles para aumentar la resiliencia energética en caso de cortes de suministro, como los causados por desastres naturales.
- Estándares de rendimiento de edificios: Cada vez más ciudades y estados están implementando normas y estándares de eficiencia energética que establecen expectativas claras de rendimiento para los edificios. Esto incluye la transparencia en el uso de energía por parte de los propietarios y operadores de edificios.
Estas estrategias, entre otras, representan un paso crucial hacia la descarbonización de los edificios existentes y la mitigación del cambio climático.