fbpx

El “no tiempo”, el secreto de Steve Jobs y Albert Einstein para desentumecer la creatividad

La neurociencia se ha encargado de demostrar que un poco de “no tiempo” obra milagros en nuestro pensamiento y en nuestra creatividad.

A poco que nos zambullamos en la ciencia y en la historia descubriremos que necesitamos aprovisionarnos de buenos hábitos para encaramarnos a la cima del éxito. La red de redes está, de hecho, plagada de artículos que diseccionan las particulares rutinas de no pocos genios y celebridades.

Desarrollar hábitos como emprender de vez en cuando paseos por la naturaleza, escribir un diario o meditar pueden resultar muy beneficiosos en nuestro día a día. Pero la clave no pasa simplemente por proponerse abrazar costumbres saludables. Hay que ir más allá y reservar «no tiempo» en nuestra apretada agenda diaria para poder emprender determinados hábitos.

Pero, ¿qué es exactamente el «no tiempo»? De acuerdo con el autor de The Art of the Impossible Steven Kotler, el no tiempo consiste simplemente en algo de tiempo libre a salvo del estruendo y las fragorosas exigencias del mundo cotidiano.

‘No tiempo’ es la palabra que utilizo para denominar el vacío entre las 4:00 y las 7:30 horas de la mañana. Este agujero de ‘no tiempo’ me pertenece a mí y solo a mí, dice Kotler en un post publicado en el blog TED Ideas.

Quizás el horario que Kotler ha tenido a bien escoger para su «no tiempo» es excesivamente espartano y no apto para dormilones, pero cada uno es libre de establecer el horario que le parezca más oportuno para su «no tiempo».

Lo importante es en todo caso reservar un hueco a ese «no tiempo». La neurociencia ha demostrado, al fin y al cabo, que un poco de «no tiempo» obra milagros en nuestro pensamiento y en nuestra creatividad.

El no tiempo o el noble arte de no hacer nada como vía para azuzar la creatividad

La presión fuerza al cerebro a concentrarse en los detalles, a activar el hemisferio izquierdo y a bloquear, por ende, una imagen completa de aquello en lo que estamos involucrados. Cuando nos sentimos presionados, nos sentimos también más estresados. Y agobiados por las prisas, nos sentimos infelices, se nos agría el estado de ánimo y se tensa hasta límites insospechados nuestra propia concentración. Andar escasos de tiempo puede ser criptonita para nuestra creatividad, enfatiza Kotler.

El no tiempo propugnado por Kotler nos ayuda a relajarnos lo suficiente para zafarnos de los árboles que nos impiden ver el bosque y permitir que ideas innovadoras terminen emergiendo a la superficie. El frenesí de nuestra vida diaria (aun cuando nos referimos a aparentemente beatíficas sesiones de yoga) no hace sino ahogar las ideas que anidan en nuestras entrañas.

La teoría de Kotler, que cuenta con el respaldo de la neurociencia, la pusieron en práctica en su día otros muchos genios (quizás de manera no deliberada, pero sí intuitiva).

Albert Einstein aseguró en su día que muchas de sus mejores ideas acudieron a su cabeza cuando estaba enfrascado en el noble arte de no hacer nada y disfrutaba de su tiempo libre.

También otro genio, Steve Jobs, tenía la sana costumbre de tomarse su propio no tiempo. El cofundador de Apple demoraba a menudo decisiones para explorar otras posibilidades y el no tiempo invertido entre decisión y decisión lo utilizaba para dejar que se abrieran paso ideas de naturaleza más divergente.

Tanto Einstein como Jobs trabajaron por supuesto muy duro para que sus ideas dieran frutos, pero el no tiempo les ayudó ambos a dar fuelle a su creatividad.

En los tiempos que corren hay tantas cosas potencialmente útiles en las que invertir cada minuto de nuestras vidas que se nos hace a menudo difícil justificar la reserva de algo de tiempo para no hacer nada y arrojarnos en los brazos del sopor. Pero si realmente queremos alcanzar una versión más creativa y exitosa de nosotros mismos, el «no tiempo» es absolutamente esencial.

Fuente: marketingdirecto.com