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¿Es el asfalto siempre la opción óptima? Empresas de construcción vial exploran alternativas para reducir la presión sobre el medio ambiente.

El uso predominante del asfalto en la pavimentación de calles y carreteras en el país responde principalmente a su menor costo en comparación con otras opciones. Sin embargo, esta elección conlleva desafíos significativos, especialmente en términos de gestión del agua de lluvia. La impermeabilidad del asfalto impide que el agua se filtre naturalmente en el suelo, lo que resulta en problemas como raudales, inundaciones y erosión del suelo.

Ante esta problemática, surge la necesidad de explorar alternativas más amigables con el medio ambiente y que contribuyan a una gestión más eficiente del agua pluvial. Una de estas alternativas es el pavimento drenante, que se caracteriza por su capacidad para permitir el paso del agua a través de poros en la capa asfáltica. Este tipo de pavimento ayuda a reducir el riesgo de acumulación de agua en la superficie de la carretera, minimizando así el riesgo de raudales y salpicaduras que pueden afectar a vehículos y peatones durante las lluvias intensas. Aunque el costo inicial de instalación del pavimento drenante puede ser mayor que el del asfalto convencional, sus beneficios a largo plazo en términos de gestión del agua y reducción de daños por inundaciones pueden justificar esta inversión adicional.

Además del pavimento drenante, existen otras opciones que buscan promover una gestión más sostenible del agua en entornos urbanos. El adoquinado ecológico, por ejemplo, consiste en el uso de adoquines permeables que permiten la infiltración del agua en el suelo, reduciendo así el escurrimiento superficial y la carga sobre los sistemas de drenaje. Esta técnica no solo ayuda a prevenir problemas de inundaciones, sino que también contribuye a mejorar la calidad del agua al filtrar contaminantes y nutrientes antes de que lleguen a cuerpos de agua cercanos.

Otra estrategia clave es el aumento de espacios verdes dentro de entornos urbanos. Los canteros y cunetas verdes, por ejemplo, actúan como áreas de absorción natural, permitiendo que el agua de lluvia se infiltre en el suelo y recargue los acuíferos subterráneos. Estas áreas verdes no solo ayudan a reducir la escorrentía superficial, sino que también proporcionan hábitats para la fauna local, mejoran la calidad del aire y brindan espacios de recreación para los residentes de la zona.

En resumen, si bien el asfalto sigue siendo la opción más común para la pavimentación de calles y carreteras debido a su costo relativamente bajo, es importante explorar alternativas más sostenibles y resistentes al agua que puedan mitigar los impactos negativos asociados con la gestión inadecuada del agua de lluvia. La incorporación de pavimento drenante, adoquinado ecológico y espacios verdes en proyectos viales puede ayudar a crear entornos urbanos más resilientes y adaptativos frente a los desafíos del cambio climático y la urbanización creciente.