En la última década, Argentina ha visto una disminución en sus exportaciones de productos agrícolas a un ritmo anual del 1,3%, y su participación en los mercados internacionales ha bajado 0,5 puntos. A pesar de ser un líder global en producción agroalimentaria, el país se ha estancado mientras sus competidores crecen. Un informe del Banco Mundial, “Hacia un sector agroalimentario más competitivo, inclusivo y resiliente”, destaca que Argentina es el único país líder en este sector cuyas exportaciones están decreciendo, con una participación en los mercados internacionales que ha caído del 2,7% en 2011 al 2,2% en 2021.
El apoyo a los productores argentinos es menor en comparación con otros países, representando alrededor del 20% de los ingresos agropecuarios brutos entre 2019 y 2021. El Banco Mundial sugiere que solo con políticas predecibles y continuas el sector agroalimentario argentino puede recuperarse, generar empleo, ingresos y seguridad alimentaria, y mejorar la resiliencia y el medio ambiente. Irene Wasilevsky, economista agrícola senior del Banco Mundial, señala que las políticas impositivas y las trabas a la exportación e importación generan distorsiones que desincentivan la inversión y los rendimientos, afectando especialmente a pequeños productores.
Argentina también ha perdido un 12% de su superficie forestal entre 2001 y 2014, y no ha invertido adecuadamente en la gestión de recursos hídricos. Según el Banco Mundial, sin medidas de adaptación, las inundaciones y sequías futuras podrían reducir significativamente el PIB del país. Para revertir esta situación, el Banco Mundial sugiere un enfoque basado en la mejora de la competitividad agroalimentaria, la inclusión socioeconómica y la sostenibilidad ambiental. Wasilevsky destaca la necesidad de mejorar el acceso al financiamiento, especialmente para pequeños productores, y desarrollar sistemas de gestión de riesgo como seguros y fondos de garantías.