Escarabajos voraces, malezas enormes y hongos descontrolados: el cambio climático está fomentando condiciones que permiten a estas plagas prosperar en todo el mundo. ¿Por qué es esto tan crucial?
Cada año, alrededor del 40% de los cultivos se pierde debido a nuevas plagas o especies resistentes a los pesticidas tradicionales. Estas pérdidas significan que una cantidad considerable de alimentos necesarios nunca llega al mercado, y los agricultores sufren económicamente.
Es imprescindible innovar para proteger la cadena alimentaria global y los ingresos de los agricultores sin perjudicar el medio ambiente. Como los humanos, las plantas también enferman. El próximo paso en la revolución digital agrícola es eliminar la causa de las enfermedades, ya sean hongos, escarabajos o malezas, sin dañar el ecosistema circundante.
Las plagas de plantas han demostrado una capacidad notable para adaptarse a los cambios ambientales, lo que ha tenido consecuencias devastadoras para la agricultura. Se habla mucho de las plagas que se han vuelto resistentes a los pesticidas, pero es importante recordar que estas plagas pueden adaptarse a cualquier cambio que afecte su capacidad de reproducción.
Ejemplos de esta adaptación incluyen el gusano de la raíz del maíz en Norteamérica, que ha superado la rotación de cultivos, la eliminación del plátano Gros Michel en Centroamérica por la enfermedad del marchitamiento de Panamá, y la hierba de corral en Asia, que imita al arroz para evitar ser arrancada manualmente.
El cambio climático está alterando los hábitats de los cultivos y sus plagas, y se espera que estas últimas se adapten rápidamente, presentando nuevos desafíos para su control.