Jefes poscovid: 5 cambios impepinables para no pronunciar el nombre del liderazgo en vano

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El mundo ha sufrido múltiples cambios de primer orden en un lapso de apenas unos meses. La pandemia del coronavirus lo ha puesto todo patas arriba y el maremágnum que ha emergido de lo más recóndito de sus entrañas fuerza también a los jefes a pasar su liderazgo por chapa y pintura.

De hecho, a aquellos jefes que en los tiempos que corren se resistan a implementar los cambios que disecciona a continuación Inc. les quedará grande, muy grande, el apelativo de “líderes”:

1. Más monitorización

Los trabajadores respetan más a sus superiores en calidad de líderes si emprenden labores de monitorización, para vigilar, por ejemplo, los “deadlines” y asegurarse de que los proyectos se entregan y finalizan a tiempo.

Hay, no obstante, una delgada línea que separa a la monitorización (deseada en realidad por parte de los empleados) del “micromanaging” puro y duro (que es, por el contrario, absolutamente aborrecido).

Lo importante en todo caso es que superiores y subordinados estén conectados y que los segundos no se sientan abandonados a su suerte por los primeros.

2. Más “feedback”

En un nuevo contexto laboral en el que las oportunidades de interacción en el mundo real se han visto inevitablemente mermadas el “feedback” cobra más relevancia que nunca.

Un buen líder debe aprender a sacar tiempo para compartir impresiones con los equipos de trabajo a su cargo y hacerles saber qué hay que mejorar y felicitarles también cuando sus tareas salen adelante de manera más que satisfactoria y superando las expectativas iniciales.

Que los jefes se tomen la molestia de estructurar el “feedback” proporcionado a sus empleados es vital en la nueva realidad laboral poscovid.

3. Coordinar el trabajo en equipo

En realidad esta tarea debería formar parte de manera irremediable del ADN de todo líder

Aun así, muchos jefes están a merced de una comunicación imperfecta con sus empleados, un error que cobra aún más peso en la era de Zoom (que tanto facilita las cosas y tanto las dificulta simultáneamente).

Un buen líder debe dejar claro quién hace qué dentro de su equipo. De lo contrario, su liderazgo quedará en entredicho y la productividad de sus trabajadores se irá lamentablemente por el desagüe.

4. Más altruismo

Aquellos jefes que lideran equipos de trabajo en remoto y que tiene la vitola de altruistas son percibidos también como mejores líderes.

En un equipo que trabaja de manera virtual es particularmente importante que los líderes sirvan de apoyo a sus subalternos.

Los jefes que hacen el esfuerzo de parar su vertiginoso día a día laboral para asistir a las personas a su cargo crecen como líderes a ojos de los demás.

5. Reconocer el nuevo paradigma

En vista de que a partir de ahora muchos jefes ejercerán su liderazgo de manera virtual las empresas deberían tener en cuenta esta circunstancia en su política de promociones internas.

Aquellos empleados que han dado muestras de ser buenos líderes en el viejo modelo de trabajo presencial pueden no ser los mejores asumiendo labores de liderazgo en remoto.

De hecho, las “soft skills” requeridas a los líderes tradicionales (a quienes trabajan de manera presencial) no son fácilmente traducibles a los nuevos entornos virtuales.