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Mejorar la infraestructura de datos, una manera de garantizar el acceso equitativo a la información en los países pobres

Una explosión de datos

El tráfico mundial de datos se ha multiplicado por mil en los últimos 20 años. La información viaja miles de kilómetros a lo largo de esta cadena de suministro de infraestructura de datos mundial sin interrupciones y a velocidades impresionantes de 200 000 kilómetros por segundo. Esto significa que los datos digitales pueden, en principio, dar la vuelta al mundo cinco veces en un segundo. Esta explosión de datos genera a su vez una demanda cada vez mayor de infraestructura de datos.

La política de infraestructura de datos, uno de los pilares de un marco para la gestión de los datos, contribuye a establecer la necesaria igualdad de condiciones en la economía de datos moderna, haciendo las cosas más equitativas. Sin una infraestructura de datos moderna a nivel nacional, los países no pueden proporcionar una conectividad asequible y fiable a su población. Al mismo tiempo, sin acceso a infraestructura de banda ancha a nivel local, las personas no pueden acceder a la gran cantidad de datos que existen, ni se pueden recopilar datos sobre esas personas, de modo que sus necesidades y preferencias puedan tenerse en cuenta en el diseño y la prestación de servicios públicos y privados. En el Informe sobre el desarrollo mundial 2021: Datos para una vida mejor (i) se aboga por mejorar la equidad en el sistema mundial de datos abordando las desigualdades —tanto las diferencias entre las personas como entre los países— en la disponibilidad de la infraestructura de datos.

Conectar a los países

Una gestión eficaz y eficiente de los flujos de datos requiere que los países tengan acceso a una infraestructura de datos moderna a nivel nacional. Debido a la falta de competencia y la buena gobernanza, esta moderna infraestructura de datos está mucho menos extendida en los países de ingreso bajo que en el resto del mundo (gráfico 1), lo que conlleva desventajas en términos de costo, velocidad y rendimiento.

Gráfico 1: La red mundial de cables submarinos de fibra óptica llega a todos los rincones del mundo, pero el desarrollo de la infraestructura de datos es desigual

El punto de partida de toda infraestructura nacional de datos es el establecimiento de puntos de intercambio de Internet (IXP), que permiten que el tráfico de datos nacional se lleve a cabo localmente. De esta manera, se evita que los datos recorran grandes distancias para llegar a los IXP del extranjero, y que se produzcan importantes costos y retrasos en el proceso. América Latina, por ejemplo, gasta alrededor de USD 2000 millones al año en ancho de banda internacional, cantidad que podría reducirse en un tercio mediante un mayor uso de los IXP. En general, los países que dependen del intercambio de datos en el extranjero tienen tarifas de datos fijos 35 veces más elevadas que los que tienen una infraestructura de datos totalmente moderna, y tarifas de datos móviles siete veces más altas.

Aunque el desarrollo de los IXP no requiere grandes inversiones, los mecanismos de gobernanza son fundamentales para su éxito. En este sentido, hay dos ejemplos que contrastan en África oriental y que son instructivos. En Djibouti, DJiX actúa como un centro regional de intercambio de datos que presta eficazmente servicio a la región de África oriental. Sin embargo, debido al monopolio del mercado nacional, los usuarios locales de Internet se enfrentan a tarifas de datos muy elevadas. La situación es diferente en Kenya, donde KIXP funciona como una organización sin fines de lucro con una junta directiva de múltiples partes interesadas, que atrae a una gran diversidad de participantes, incluidos proveedores internacionales de contenidos y de la nube, que ayudan a mejorar la asequibilidad y el rendimiento de los servicios de datos en el país.

Una vez establecidos los IXP, los países deben crear un entorno para que el sector privado invierta en centros de datos de coubicación que, entre otras cosas, permiten alojar localmente contenidos populares de Internet procedentes del extranjero, reduciendo en gran medida el costo y aumentando la velocidad de uso. Sin embargo, en la actualidad hay más centros de datos de este tipo en California que en toda África al sur del Sahara. Para que el sector privado esté dispuesto a invertir en centros de datos de coubicación, se necesita un entorno físico y normativo muy estable, combinado con abundante energía renovable de bajo costo. Estas condiciones pueden ser difíciles de cumplir para los países de ingreso bajo y mediano.

Los servicios de computación en la nube en el extranjero son cada vez más importantes para acceder a servicios de software de última generación y aprovechar la inteligencia artificial. Sin embargo, los proveedores de centros de datos en la nube a gran escala operan solo en un reducido número de grandes mercados emergentes, como Brasil y Sudáfrica. Aunque quizás no sea factible desarrollar la computación en la nube en los países de ingreso mediano y bajo más pequeños, la provisión de rampas de acceso a la nube —es decir, enlaces directos baratos, rápidos y seguros a computadores de la nube que evitan la Internet pública— está surgiendo como una valiosa alternativa. Las rampas de acceso a la nube todavía no existen en ningún país de ingreso bajo, pero están disponibles en algunos países de ingreso mediano que tienen centros de datos de coubicación para alojarlos.

Conectar a las personas

Durante los últimos años se han logrado notables avances en la extensión de la cobertura de los servicios de Internet 3G, que ha pasado del 79 % en 2015 al 92 % en 2018; aunque la cobertura sigue siendo muy baja, del 71 % en África al sur del Sahara.

Sin embargo, la cobertura de Internet no se traduce necesariamente en su uso. Un asombroso 40 % de la población mundial vive dentro del radio de acción de una señal de Internet móvil, pero no la utiliza,  y este porcentaje (conocido como “brecha de uso”) se ha mantenido a lo largo del tiempo, incluso cuando la cobertura ha aumentado (gráfico 2). La situación es aún peor en algunas regiones en desarrollo, donde esta brecha de uso se eleva al 49 % en África al sur del Sahara, y hasta el 64 % en Asia meridional, lo que equivale a 1000 millones de personas en total. También existe una importante dimensión de género en el uso de Internet ya que, a nivel mundial, 250 millones de mujeres menos que hombres utilizan servicios de Internet, y muchas de ellas viven en Asia. Análisis econométricos revelaron que el nivel de estudios y las relaciones con amigos que ya están en línea son los principales factores que impulsan el uso de Internet.

Gráfico 2: El porcentaje de la población con señal de Internet que no utiliza los servicios de datos (brecha de uso) sigue siendo persistentemente alto, sobre todo en algunas regiones en desarrollo

Los datos de una encuesta reciente realizada en más de 20 países de ingreso bajo y mediano de África, Asia y América Latina indican que, en muchos casos, la alfabetización digital es el mayor obstáculo para la adopción de la conectividad de banda ancha,  ya que casi el 70 % de las personas indica que no entienden qué es Internet ni cómo utilizarlo. Aunque en el pasado esto no ha sido un tema central de las políticas de acceso universal, algunos países están empezando a tomar medidas serias para mejorar la alfabetización digital. En Rwanda, el Gobierno formó a 5000 jóvenes como “embajadores digitales” para que se desplacen a las zonas rurales y capaciten a 5 millones de personas durante cuatro años (entre 2017 y 2021).

Después de la alfabetización digital, la asequibilidad es el segundo mayor obstáculo para la adopción de Internet, citado por cerca del 15 % de los encuestados. También se están realizando esfuerzos para reducir el costo de la compra de un teléfono inteligente, que puede absorber hasta el 80 % del presupuesto mensual de los hogares pobres. Etiopía se ha asociado con fabricantes chinos para el ensamblaje local de este tipo de aparatos con el fin de reducir su costo. En África, MTN puso a la venta un teléfono inteligente de bajo costo que solo vale USD 20 y, en India, la empresa de telecomunicaciones Jio logró reducir el precio a USD 9. Algunos países, como Costa Rica y Malasia, permiten incluso que los fondos de servicios universales se utilicen para subvencionar la compra de teléfonos inteligentes para los grupos desfavorecidos, frente a la práctica más tradicional de subvencionar la extensión de la red por parte de los operadores.

Incluso los que utilizan los datos consumen demasiado poco para aprovechar todo su valor. En los países de ingreso bajo, el consumo medio de datos es de apenas 0,2 gigabytes al mes, en comparación con más de 7 gigabytes mensuales en los países de ingreso alto (gráfico 3). Esto ha suscitado un amplio debate sobre cuánto consumo de datos mensual es “suficiente” para satisfacer las necesidades básicas o las crecientes expectativas sociales. Antes de la pandemia de COVID-19, A4AI había propuesto un umbral de consumo de subsistencia de 1 gigabyte al mes, pero esto es muy inferior a lo que quizás se necesite para apoyar el trabajo a distancia y la escolarización durante situaciones de crisis. Los estudios realizados para el Informe sobre el desarrollo mundial 2021 sostienen que, en circunstancias normales, 0,6 gigabytes al mes son suficientes para realizar funciones básicas como la recopilación de noticias, las transacciones financieras y comerciales y el acceso a los servicios gubernamentales. Sin embargo, si se añade incluso una cantidad modesta de transmisión de video, ya sea para fines de educación, empleo o entretenimiento, el requisito se eleva rápidamente a 7 gigabytes al mes.

Gráfico 3: Las desigualdades en el consumo de datos móviles entre los distintos grupos de ingreso de los países y las regiones son enormes

La competencia entre operadores de telefonía móvil sigue siendo una de las herramientas más poderosas para promover el acceso. Tanto Camboya como India han sido testigos de una espectacular expansión de la penetración de la tecnología 4G tras el ingreso al mercado de operadores de redes móviles. En estos dos países, la intensificación de la competencia provocó una enorme caída de los precios desde los niveles iniciales de USD 4 a USD 5 por gigabyte al mes hasta menos de USD 0,20 por gigabyte al mes. Los precios más asequibles provocaron un aumento de la demanda de servicios de datos, cuyo consumo se disparó de menos de 1 gigabyte al mes a unos 7 gigabytes mensuales, niveles comparables a los de los países de ingreso alto.

Lograr la equidad a través de la infraestructura

En el futuro, los esfuerzos mundiales en materia de acceso universal —basados en los objetivos fijados por la Comisión sobre la Banda Ancha de la ONU— desempeñarán un papel fundamental para que la economía de los datos sea más equitativa, garantizando que todos tengan acceso a servicios de Internet asequibles, fiables y de alta velocidad. Para hacer realidad esta visión, los esfuerzos tendrán que ir más allá del enfoque tradicional —por muy importante que siga siendo— en la extensión (y la mejora continua) de las redes móviles en las zonas rurales remotas. Los responsables de la formulación de políticas tendrán que prestar más atención a las barreras de la demanda, como la alfabetización digital y la asequibilidad de los teléfonos, así como garantizar que todo el sistema se apoye en una infraestructura nacional de datos moderna que respalde el intercambio, el almacenamiento y el procesamiento eficientes de los datos.

 

Fuente: blogs.worldbank.org