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Occidente sueña con tener el coche autónomo definitivo, mientras que China ya está un paso adelante, jubilando a taxistas humanos

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En mayo pasado, Elon Musk detuvo su agenda con un único propósito: liberar tiempo para viajar a China. El objetivo era claro, lograr que su Autopilot pudiera funcionar en el país asiático. Una reunión con el primer ministro chino le abrió las puertas para conseguir lo que buscaba.

 

No es casualidad que Elon Musk priorizara su viaje a China sobre otras obligaciones como líder de Tesla. El futuro del coche autónomo parece decidirse en el país asiático. Mientras en Estados Unidos se empiezan a imponer restricciones y en Japón se cancelan las pruebas, el coche autónomo está ganando terreno en China, reemplazando a los taxistas humanos.

 

China y el coche autónomo

El acuerdo obligó a Tesla a aceptar a Baidu como socio. Baidu, conocido como el Google chino, será uno de los beneficiados de los datos que Tesla recopile. Esto tampoco es una coincidencia. Baidu es uno de los principales operadores de coches autónomos en China, con una flota de 500 taxis sin conductor en Wuhan que operan mientras recopilan datos para mejorar sus sistemas.

 

El caso de Baidu no es único. En Estados Unidos se reporta que hasta 16 ciudades chinas han aprobado pruebas de vehículos autónomos y que 19 fabricantes de automóviles, junto con sus socios, tienen proyectos en marcha para ofrecer robotaxis.

 

El potencial de negocio es enorme. Solo en Wuhan viven más de 13 millones de personas, lo que explica el interés de Baidu. También de Tesla, que ve en las ciudades chinas una fuente valiosa de datos para mejorar sus sistemas de conducción autónoma y, en el futuro, vender su software a terceros.