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¿Y si Facebook se fuera al garete? Sería una colosal catástrofe social y económica

Parece a bote pronto algo casi impensable a día de hoy, pero ¿y si Facebook encadenara un fracaso tras otro y se viera obligado a echar el cierre? Las consecuencias serían absolutamente catastróficas y tendrían ramificaciones tanto en la sociedad como en la economía. Así lo concluyen dos investigadores británicos que han trabajado sobre la hipótesis de una eventual debacle de Facebook. ¿Su conclusión? Que la famosa red social (como las entidades bancarias más colosales) es demasiado grande como para permitirse el lujo de fallar.

El cierre de una plataforma global de las características de Facebook “podría tener consecuencias catastróficas tanto desde el punto de vista social como económico para incontables comunidades que dependen de ella en su día”, aseguran Carl Öhman y Nikita Aggarwal, autores del informe “What if Facebook goes down? Ethical and legal considerations for the demise of big tech”.

De los efectos del cataclismo derivado de una eventual “muerte” de Facebook no se librarían tampoco los propios usuarios de la red social, que han almacenado miles de datos en sus servidores durante años, y las pymes, que son fuertemente deudoras de esta red social para conectar con su público objetivo.

Como las instituciones financieras más poderosas, plataformas de las colosales dimensiones de Facebook tienen unas dimensiones demasiado grandes como para afrontar problemas que acaben degenerando en su propia disolución, explica Aggarwal en declaraciones a The Guardian.

Aun así, las lecciones extraídas de las últimas crisis financieras dan cuenta de la necesidad (absolutamente imperiosa) de que las sociedades hagan planes para lo que a priori parece imposible (como la caída en desgracia de Facebook).

Facebook, tan grande que no puede permitirse el lujo de fallar y menos de “morir”

De acuerdo con Öhman y Aggarwal, los países en vías de desarrollo se verían particularmente afectados por el hipotético cierre de Facebook. Al fin y al cabo, en estos países la red social se ha convertido en sinónimo de internet y constituye la principal fuente para el abastecimiento de noticias de sus súbditos.

En Laos, por ejemplo, a la red de redes se la llama casi siempre Facebook. “Se trata de un país que se ha digitalizado tan recientemente que su lenguaje no ha sido todavía indexado apropiadamente por Google. Y Facebook cierra en este sentido una importante brecha”, enfatizan los investigadores. Si la red social más grande del mundo desapareciera de la noche a la mañana en Laos, habría una súbita pérdida de contacto entre amigos y familiares, se daría el alto de manera muy abrupta a la difusión de noticias y el comercio se vería confrontado también con múltiples trabas.

Pero más allá de las consecuencias inmediatas para los usuarios, en el teórico cierre de Facebook habría agazapados también no pocos peligros para las futuras generaciones, que se verían privadas de ingentes cantidades de material histórico al que ya no podrían acceder.

Al fin y al cabo, si la red social se declarara en bancarrota y fuera posteriormente adquirida por otra empresa, sus valiosos datos podrían pasar a manos de terceros o simplemente ser eliminados.

En este sentido, Aggarwal cree que quizás habría que contemplar la posibilidad de declarar el archivo de Facebook patrimonio de la humanidad para evitar que éste desaparezca del mapa si la fortuna termina dando la espalda a su propietario y éste se diluye como un azucarillo.