A tu jefe o lo amas o lo odias a rabiar (y el cerebro tiene la culpa)

Los atajos desarrollados de manera inconsciente por nuestro cerebro son los culpables de que a menudo nos precipitemos a la hora de juzgar (para bien y para mal) a nuestro jefe. Ahí fuera hay buenos jefes para los que un auténtico placer trabajar y jefes no tan excelsos (o directamente horribles) que acaban trocando la experiencia de … A tu jefe o lo amas o lo odias a rabiar (y el cerebro tiene la culpa)











